Entrevista

Vuestra película actual ya es la tercera de esta serie de películas sobre: "valor de mercado". ¿Qué tiene que ver vuestra nueva película con el tema?

Dirk Heth:
La lógica de una serie solo se entiende después de haberla hecho. En "Eggesin posiblemente" observamos al valor de mercado caído, en el "Gran error" nos encontramos con el "valor de mercado cero", y en Hoyerswerda descubrimos ahora al valor de lo "comunal". Donde los ciudadanos formaron una comunidad a través de la compañía de danza amateur para crear un "valor alternativo" cultural que contrasta con la orientación estrictamente económica de la sociedad y del individuo.


Olaf Winkler:
Aquí me di cuenta de que la formación de lo "comunal" es lo más duradero e importante que uno puede hacer por sí mismo y por la "sociedad", siempre y cuando uno quiera cambiar la sociedad y a sí mismo.


¿Qué hace Hoyerswerda tan especial para un documental?

Dirk Heth:
La ciudad Hoyerswerda fue el hogar para los trabajadores del gigante energético "Schwarze Pumpe". Vinieron de todas partes de Alemania. La central térmica “Schwarze Pumpe” pertenecia a una súper empresa global y socialista hasta el proceso de incorporación al Liberalismo de la República Democrática Alemana (RDA), llamado “Wende”. La empresa se encontraba en números negros cuando se hundió la economía de la RDA. Habían construido una red de gas que abastecía a toda la industria y la población de la RDA. En los años 60 y 70, habían desarrollado laboriosamente tecnologías de alta gama que podían convertir lignito en gas. Tecnologías puntas que hoy son líderes en todo el mundo.

Olaf Winkler:
El jefe de la empresa Schwarze Pumpe era un gerente increíblemente inteligente, que había reunido un equipo inusualmente fuerte a su alrededor, que se consideraba legendario entre los empleados. Y además, tenía un gran corazón social. Especialmente para Hoyerswerda porque la mayoría de sus trabajadores e ingenieros, unos 15.000 aproximadamente, vivían allí con sus familias. La empresa había invertido bastante dinero, a veces con trucos evadiendo estas inversiones de la sede central. Uno tiene que imaginarse si hoy en día las empresas asumieran la responsabilidad social y cultural de las áreas residenciales de sus trabajadores, hasta el grado en que lo hizo “Schwarze Pumpe”.

También hay que añadir: Hoyerswerda fue considerada un modelo ejemplar de la ciudad del futuro socialista en los años 50 y 60...

Dirk Lienig:
Este ideal fue abandonado bastante rápido. Pero también es cierto que la ciudad ha sido representada en la literatura, como por ejemplo, por Volker Braun y Brigitte Reimann que la utilizaron como un mito moderno y fallido. Aquí, se había desarrollado libremente una gran escena cultural, casi subversiva, sin haber sufrido ningún obstáculo por parte de las grandes ciudades de la RDA. Uno de los poetas más inusuales de los 80 y 90 viene de aquí: Gerhard Gundermann.

Olaf Winkler:
La reunificación política de las dos Alemanias, le quebró el cuello a la ciudad... O mejor dicho: le arrancaron el corazón. La Treuhand, una institución con el propósito de administrar y privatizar las empresas de propiedad popular de la RDA y las empresas competidoras de Alemania Occidental se dividieron sin piedad y compasión la central Schwarze Pumpe para luego demolerla. La población se vio forzada a emigrar, después los trabajadores, asi bajaron los números de habitantes de 70,000 a 30,000. Una migración laboral clásica había comenzado.


Not only that: In the 1950s and 60s, Hoyerswerda was regarded as the socialist city of the future...

Dirk Lienig:
But this ideal was quickly abandoned. Still it´s true: the city remained to be portrayed in literature, for example by Volker Braun and Brigitte Reimann, as a modern but failed myth. Unfazed by the large cities of the GDR, a very creative, almost subversive cultural scene had developed here. One of the most unusual poets of the 80s and 90s came from here: Gerhard Gundermann.

Olaf Winkler:
After the political reunification of Germany, the city's neck was broken... or one should say: it´s heart was broken. The Treuhand agency and West German competitors mercilessly took the best parts of Schwarze Pumpe for themselves, and then demolished it. The city´s residents had to leave to get new jobs. Their number dropped from 70,000 to 30,000. It was classic labour migration.

Ahora en 1991, Hoyerswerda alcanza una dudosa fama nacional e incluso internacional.

Dirk Heth:
En 1991 la ciudad de Hoyerswerda sufre una campaña de "marketing", no deseada pero enormemente efectiva que marca su imagen hasta el día de hoy. Un ejemplo al respecto: en setiembre del mismo año, durante cinco días, cientos de personas sitiaron la residencia de trabajadores africanos, llegados desde sus paises con contratos con el gobierno de la RDA. También fue rodeada la residencia de los solicitantes de asilo, culminando con imágenes donde se ve como evacuan extranjeros de la ciudad bajo protección policial. A partir de estos cinco días, los hambrientos medios de comunicación nacionales e internacionales dibujaron y repartieron el nuevo símbolo de la ciudad que prácticamente reune todos los estereotipos políticos de la Alemania Oriental: Hoyerswerda el bastión del desempleo la emigración, la xenofobia y el neonazismo. Aquellos días siguen pesando como una gran culpa heredada de estos hechos ocurridos en la ciudad.
En 2016 una iniciativa de la ciudad de Hoyerswerda, niños y aquellos que aún en aquel entonces no habian nacido en el año 1991, elaboraron una excelente documentación web sobre los hechos transcurridos en aquel año.
(https://www.hoyerswerda-1991.de/)

Olaf Winkler:
Después de 20 años Dirk Lienig regresa y comienza un proyecto de teatro de danza para documentar el estado de la ciudad y su gente. Dirk quiere presentar la pieza clásica del siglo 20 "Le Sacre"con sus bailarines aficionados, una danza que él mismo interpretó una vez. La barbárica historia de auto sacrificio por la comunidad, los engancha de inmediato. Fue evidente la relación entre esta historia, el hoy y el tema de la película: el cuestionable sacrificio del individuo, al servicio de un sistema enfocado en el valor del mercado y su sostenibilidad. Un sistema en el que realmente ya nadie cree. No se puede dibujar el gran contexto de la propia y pequeña vida de una manera más paradójica, y al mismo tiempo irónica.

"Le Sacre" es la quinta obra de las seis que has realizado después de tu regreso a Hoyerswerda.

Dirk Lienig:
El futuro es siempre en lo que creemos. Las personas no quieren mudarse siguiendo al trabajo, sin embargo, lo tienen que hacer y eso no lo veo bien. El gesto de marcharse no esta bien, la gente no se marcha porque siente curiosidad por el gran desconocido sino que se marchan porque su patria ha perdido el valor de mercado, y eso está mal. Este proceso cuenta mucho sobre nosotros.

¿Qué tiene de especial esta serie de proyectos urbanos: "Una ciudad baila?"

Dirk Lienig:
Nuestra serie de proyectos urbanos 'Una ciudad baila' cuestiona nuestro concepto de valores desde diferentes perspectivas. Deseosos, en grupo, con todas las emociones que le pertenecen. Durante el trabajo, surge una cultura que se apoya en una tolerancia inusual, entre las generaciones y clases sociales. Lo que conecta es el objetivo común. A través de escucharse mutuamente, a través de la cognición y la creación conjunta se crea un ambiente alegre que invita a participar. Los problemas aparecen como tareas solubles. Desde nuestro interior surgen impulsos que forman una atmósfera agradable aquí, ahora y en nuestro futuro.

¿Ya te diste cuenta del valor de la comunidad?

Dirk Lienig:
Cuando comencé a trabajar en el primer proyecto de danza en 2010, no sabía lo que había impulsado. Me interesaba el tema: la reducción. También sentía curiosidad por mi antigua patria. Pero el mayor descubrimiento fueron las personas. Su poder para oponerse al vacío me impresiona. Entendí que la provincia solo existe en la cabeza. La realización no tiene nada que ver con la oferta, la demanda y con el valor de mercado. Éste es el error en el sistema.